No importa cuán fuerte entrenes o lo perfecto que sea tu plan nutricional si olvidas un componente esencial: la hidratación. En el triatlón, donde las horas de esfuerzo se extienden bajo el sol y el sudor es constante, una hidratación inadecuada puede convertir una buena carrera en un auténtico calvario. Mantener el equilibrio hídrico no solo mejora el rendimiento, sino que también previene calambres, fatiga mental y problemas gastrointestinales. Hoy veremos cómo convertir la hidratación en una herramienta estratégica y no solo en una reacción al calor.
“La sed es un mal consejero: cuando llega, ya es tarde para rendir.”
— Refrán deportivo popular
Durante el ejercicio, puedes perder entre 0,5 y 2 litros de sudor por hora, dependiendo de la intensidad, la temperatura y tu fisiología. Esa pérdida no es solo agua: arrastras también electrolitos clave como el sodio, el potasio y el magnesio. Por eso, hidratar no significa únicamente beber agua, sino reponer lo que realmente necesita tu organismo. Una buena práctica es pesarse antes y después del entrenamiento para estimar las pérdidas, y así calcular cuánto deberías reponer. Además, las bebidas deportivas con electrolitos (y sin exceso de azúcar) pueden ayudarte a evitar desequilibrios que afecten a tu rendimiento o recuperación.
Más allá de lo físico, la hidratación afecta la función cognitiva. La deshidratación, incluso leve (del 1-2% del peso corporal), puede disminuir el tiempo de reacción, la concentración y aumentar la percepción del esfuerzo. Esto es vital en triatlón, donde tomar decisiones rápidas —como en los giros en bici o en la orientación durante la natación— puede marcar la diferencia. Hidratarse correctamente antes del entrenamiento y no solo durante es parte de la clave: empezar ya con déficit es como correr una carrera con el freno puesto.
Ideas Clave
En resumen, conviértete en un atleta que planifica su hidratación igual que su entrenamiento. Comienza el día con agua, añade electrolitos en sesiones largas o calurosas, y no subestimes la recuperación post-ejercicio. Usa el color de tu orina como termómetro (claro = bien, oscuro = más agua, por favor) y no confíes únicamente en la sed. Hidratación no es solo rendimiento: es salud, constancia y prevención.
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